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Pruebas Aprender: el retroceso educativo de la pospandemia

Esta semana unos 150 mil alumnos de 4 mil escuelas primarias de todo el país realizaron las evaluaciones del Ministerio de Educación de la Nación que sirven como indicador del nivel educativo. Los problemas de aprendizaje y cómo identificar las dificultades que no les permiten aprender.

Cerca de 150 mil alumnos de 4 mil escuelas primarias de todo el país realizaron esta semana la prueba Aprender que organiza el Ministerio de Educación de la Nación. La evaluación sirve como indicador del nivel educativo.

En julio, un informe mostró que todas las provincias empeoraron sus rendimientos en lengua: entre 2018 y 2021 el porcentaje de estudiantes con buenos resultados pasó de 75,3% a 56%: una caída de 19,3 puntos porcentuales. En tanto, en Matemática se registró un retroceso de 2,6: cayó de 57,4% a 54,8%.

La neuropediatra Sandra Berta, creadora de la plataforma digital Banedi, explica a PERFIL por qué les resulta difícil aprender. La especialista señala que en “los problemas de aprendizaje existen causas extrínsecas o intrínsecas con respecto a él mismo pero que en definitiva repercuten sobre sus posibilidades de poder aprender”. 

"Lo importante es averiguar qué les pasa a los niños, por qué no están aprendiendo"

Dentro de las causas extrínsecas al niño tenemos las dependientes del ámbito educativo y las dependientes del ámbito familiar. En las del ámbito educativo se encuentran la metodología de enseñanza que no se adapta a los estilos de aprendizaje del niño, los cambios frecuentes en los docentes de clase que hacen que algunos niños tengan dificultades para adaptarse a diferentes modalidades o estilos de enseñanza y las vinculadas con el ausentismo escolar, donde las inasistencias frecuentes hacen que el niño no tenga continuidad en el seguimiento de las diferentes unidades temáticas que se están trabajando y por lo tanto quedan vacíos importantes que generan la falta de aprendizaje”, asegura Berta. 

“Por otro lado –amplía–, tenemos las dependientes del ámbito familiar. El niño es un ser social y lo que sucede en su ámbito familiar repercute en sus afectos, emociones y comportamiento. Cuando los núcleos familiares son conflictivos, los niños concurren a clase, pero llevando a cuestas los problemas de lo que ocurre en su entorno. Esto hace que por más que el niño no tenga una dificultad intrínseca, no esté disponible para el aprendizaje”.

La neuropediatra destaca que en lo que respecta a las causas intrínsecas existen dos grandes grupos: “Las que dependen de debilidades en alguna de las funciones cognitivas (también llamadas funciones de alto nivel o funciones psicológicas superiores) como puede ser la atención, las funciones ejecutivas, el sistema de memorias, el lenguaje oral, las habilidades perceptivo visuales y espaciales o la cognición social, por un lado. Por otro lado, los aspectos afectivo/comportamentales”.

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Berta reconoce que probablemente los resultados de las pruebas empeoren. “Es probable que así sea”, responde. “Pero lo importante es no quedarse con esa medida únicamente, sino averiguar qué les pasa a los niños, por qué no están aprendiendo”, agrega.  

La doctora destaca que el retroceso educativo no es consecuencia directa del aislamiento y la pérdida de clases de la pandemia, sino una “mezcla de todo”. “Por un lado, tenemos que durante la pandemia muchos niños no tuvieron acceso en forma continua a un docente ni a un adulto de referencia en el entorno familiar que lo apoyara y eso indudablemente va a repercutir en los conocimientos adquiridos y consolidados. Debemos recordar que las familias de menores ingresos, que es donde están los niños más vulnerables, fueron las que sufrieron la peor parte en esta pandemia. Es ahí hacia donde más tenemos que apuntar para lograr la detección de qué les pasó a esos niños que no están aprendiendo, cuáles son los factores determinantes para poder ayudarlos en forma precisa, concreta y precoz”. 

Con la plataforma Banedi, Berta asegura poder detectar cuál es el problema de cada niño para abordarlo y solucionarlo. “Está especialmente diseñada para su aplicación en el ámbito educativo y destinada a detectar en forma rápida y sencilla por qué un niño no aprende. El tiempo promedio que pasa un niño entre que un maestro detecta una dificultad de aprendizaje y le llega a ese maestro una respuesta desde el ámbito de la salud es de nueve meses a un año. Esto significa que ya perdimos un año en un niño con dificultades para aprender y eso es muchísimo tiempo. Con Banedi en tan solo 30 minutos se tiene un claro panorama de dónde están las dificultades”.

https://www.perfil.com/noticias/sociedad/pruebas-aprender-el-retroceso-educativo-de-la-pospandemia.phtml