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El impacto emocional de la alfabetización

Hace muchos años Ariel Cuadro investiga sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura, específicamente en las etapas iniciales. Su experiencia lo ha convencido de que la infancia es un momento clave para la alfabetización.

“El contexto es fundamental para la alfabetización”

Ariel Cuadro es psicólogo, magíster en Psicología Educacional, y especialista en dificultades del aprendizaje. Actualmente, trabaja como responsable de doctorado y director del departamento de aprendizaje y neurociencia en la Universidad Católica de Uruguay. Hace muchos años se dedica a observar el modo en que los niños y las niñas aprenden a leer y a escribir concentrándose en el momento de la internalización de una habilidad que será fundamental para la vida. Junto a Wumbox el próximo sábado 3 de junio estará brindando una clase magistral  virtual sobre “Alfabetización y precursores de la lectoescritura”. 

“Las expectativas de los padres y las madres impactarán positivamente en la adquisición de la lectoescritura de sus hijos e hijas. Asimismo, cuanto mayor involucramiento familiar hay en el aprendizaje de los niños y las niñas se da un mayor nivel de desempeño en lectura”, plantea Cuadro, y agrega que el tiempo de estudio o de práctica que hay en una casa, impactará en el desarrollo de la lectoescritura. “Las prácticas lectoras que se realizan en el hogar predicen la alfabetización de los niños y las niñas. Esto es así, incluso en países muy desarrollados como Finlandia, donde en 2019 se llevó a cabo un estudio con menores de 6 años que demostró que los niños y las niñas de hogares donde se practicaba más la lectura tenían menos dificultades en su alfabetización”.

En su conferencia durante el 1° Congreso Internacional de Alfabetización Inicial organizado por Wumbox, Ariel Cuadro mencionó un estudio realizado por la académica Nina Anderson y su equipo que demostraba que la interacción lingüística de los primeros años es la base del desarrollo oral, que a su vez facilita el aprendizaje de la lectura y la escritura, así como la comprensión de textos. 

  • Los precursores de la alfabetización 

Seguramente surja la pregunta acerca de qué son los precursores de la alfabetización. Se trata de las habilidades y capacidades con las que debemos contar para aprender a leer y a escribir. La lectura y la escritura no suceden por un acto mágico de un día para el otro –aunque a veces los adultos que tenemos tan incorporado el lenguaje escrito nos olvidemos de esto–, sino que se trata de un largo proceso que involucra muchas funciones cerebrales como la memoria, la ubicación viso-espacial, la conciencia fonológica, la motricidad fina, entre otras. 

Es fundamental entonces para que la última etapa del proceso (cuando se empieza a automatizar el alfabeto, y se lo integra con los sonidos y los significados) no se estanque poder trabajar estas habilidades desde los primeros años de edad. El mejor ejemplo para esto es la lectura en voz alta a los niños y las niñas en los primeros años porque el aprendizaje de la escritura se apoya sobre el lenguaje oral, y cuánto más rico sea el vocabulario más efectivo será el aprendizaje. Aprender a leer y a escribir implica activar circuitos nerviosos que con el habla todavía no se activan, pero estos circuitos necesitan de los circuitos que se ponen en marcha con lo oral. 

  • La alfabetización es fundamental para el desarrollo personal

Una de las afirmaciones más interesantes de Ariel Cuadro es que los problemas en el manejo del lenguaje escrito suelen provocar problemas emocionales y sociales porque terminan afectando la autoestima de las personas y limitándolos en otros aspectos de la vida como el laboral o la relación con sus pares. Está demostrado que son pocos los alumnos con dificultades lectoras que terminan los estudios secundarios. Esto impacta directamente en las posibilidades laborales a las que pueden acceder. 

Por otro lado, el vocabulario sostiene nuestra capacidad de desarrollo conceptual, cuantas más palabras tengamos en nuestro vocabulario, mayor será nuestra capacidad de conceptualizar la realidad. Cuantas más palabras tengamos en nuestro vocabulario, mejor vamos a poder nombrar lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que pensamos. Al llegar a los 6 años, los niños y las niñas manejan unas tres mil palabras. Al llegar a los 12 o 14 años, este acervo de palabras llega a cincuenta mil, gran parte de estas palabras se aprenden con la lectura. 

  • El factor que marca la diferencia

¿Qué es lo que determina que algunos estudiantes puedan aprender a leer y a escribir y otros no? El factor que marca la diferencia es el nivel socioeconómico. De hecho, los resultados de las pruebas ERCE 2019 llevadas a cabo por UNESCO muestran que cuando se miran los resultados de los estudiantes de nivel socioeconómico más bajo, el porcentaje de estudiantes que no son capaces de comprender textos adecuados para su edad es de 61,5%, considerablemente mayor que cuando se miran los resultados de los estudiantes del nivel socioeconómico más alto donde el porcentaje de chicos y chicas que no comprenden textos adecuados para su edad es del 26,3%.  

En este sentido, el desafío está en cómo lograr que la escuela, en los primeros años de la escuela inicial y primaria, logre complementar, de alguna manera, aquello que no se da en los hogares. 

La tecnología puede ser un gran aliado en esta tarea porque a través de propuestas interactivas, accesibles y fáciles de usar pueden entrar también en los hogares a través de lo lúdico. La aplicación Leo Leo desarrollada por Wumbox busca acceder a los hogares más vulnerables y ayudar a las familias en el proceso de alfabetización de los niños y las niñas proponiendo una actividad que además de accesible (porque no requiere de conexión a internet), es divertida y trabaja en el desarrollo de los precursores de la lectoescritura. 

https://www.mdzol.com/sociedad/2023/5/27/el-impacto-emocional-de-la-alfabetizacion-340976.html