Escuelas chárter: ¿la solución para mejorar la educación?
Para quienes lo promulgan, este sistema podría revertir el déficit educacional y brindaría libertad, descentralización, flexibilidad y competencia.
A los políticos les encanta inaugurar escuelas y hablar de cuanto gastan en educación. Argentina invierte 5% de su PBI y sin embargo los resultados son lamentables. El problema no es cuanto se gasta, sino cómo se gasta. El sistema centralizado y autoritario de toma de decisiones que caracteriza al Ministerio de educación no recibe escrutinio pùblico.
La educación en nuestro país ha sido uno de los componentes más importantes de la movilidad social ascendente por la que muchos políticos dicen preocuparse, pero pocos hacen algo por restaurarla. Poner las escuelas chárter en el centro de la discusión respecto al futuro de nuestro sistema educativo puede ser un primer paso para revertir nuestra triste realidad educativa.
Las escuelas chárter son colegios de gestión privada que cuentan con financiamiento estatal. No se las puede definir como privadas porque no cobran matrícula y están abiertas a todo público. Tampoco son estatales porque se rigen con menos regulaciones, y especialmente porque las relaciones laborales que establecen con los docentes son mucho más flexibles que en las escuelas públicas. Según Santiago Morgan –quien cuenta con un master en la universidad de Columbia y se dedica a estudiar estos colegios- este tipo de escuelas que se encuentran en auge en los Estados Unidos han introducido sustanciales mejoras en tres áreas: menor tasa de deserción, mayor tasa de alumnos que ingresan a la universidad y mejores promedios en las evaluaciones académicas estandarizadas.
Las escuelas chárter tienen más flexibilidad a la hora de diseñar los programas académicos y definir los métodos de enseñanza. Solo rinden cuentas por la performance académica, teniendo mayor libertad para elegir las materias y contratar profesores. Lo importante es que los alumnos aprueben los exámenes estandarizados que les permiten pasar de año.
Las relaciones laborales con los docentes son totalmente flexibles. Pueden contratarlos directamente sin necesidad de que tengan un título habilitante, lo cual permite introducir al campo de la educación nuevos conocimientos y habilidades. Muchos chárter prohíben la sindicalización, al mismo tiempo que exigen más y pagan mayores salarios a sus docentes.
El nivel de libertad es la gran diferencia que les permite ofrecer una educación de calidad superior, y ser exitosos en términos académicos, en tasas de ingreso a la universidad y en la creatividad de los egresados. La libertad que se aplica en todos los aspectos de la educación repercute en la calidad de profesionales que se forman en estos establecimientos.