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Trotta ex ministro de Nación

 Por: Tizi Tagliapietra - Butista Fazio

Entrevistadores: Buenas a todos, ¿cómo andan? Soy Tiziana Taglietpietra y les doy la bienvenida a este espacio que creamos con Bauti Fazio para charlar con ex ministros de educación sobre lo que pasa en la interacción entre la política, las políticas públicas y sobre todo la escuela. Nació para hablar sobre el cómo detrás del qué y hoy tenemos un capitulón con un ex ministro nacional.

 

Exactamente, y yo soy Bauti Fazio y quiero presentar a un invitado que tuvo la responsabilidad de administrar el sistema de los sistemas, el Ministerio de Educación de la Nación. Hoy charlamos con Nicolás Trotta, que fue ministro de diciembre de 2019 hasta casi finales de 2021. Pero, ¿cómo llegó a ser ministro de Educación? ¿Quién lo convocó?

 

Nicolás Trotta: Bueno, al momento de que se me propuso ser ministro de Educación, allá por octubre del 2019, yo era rector de una universidad, la Universidad Metropolitana para Educación y Trabajo. Llevaba 6, 7 años como rector de esa universidad. Y al mismo tiempo era coordinador de los equipos técnicos del Frente de Todos. Los equipos técnicos del Frente de Todos tenían dos coordinadores. Yo los integraba, mi rol de coordinador era representación de lo que vendría a ser el candidato a presidente, Alberto Fernández. Después con Virginia García, que integraba la mesa de coordinación junto a mí y ella en representación de la vicepresidenta Christina Fernández de Kirchner.

 

Así que durante todo ese año, desde mayo de ese año hasta diciembre, ejercí el armado y coordinación de todos los equipos técnicos del país y quien me propone ser ministro es el presidente Alberto Fernández.

 

Todavía no era presidente electo, pero fue a los escasos días que ganó la elección de la primera vuelta contra Mauricio Macri, si ya se habían ganado las primeras abiertas con una diferencia de más de 15 puntos.

 

Entrevistadores: A Nicolás Trota le tocó asumir un rol que, en un país federal como la Argentina, puede ser muy complejo. Ser ministro de Educación de la Nación. Un ministro de un sistema compuesto a la vez por otros sistemas. ¿Qué rol debería entonces tener un ministro de Educación Nacional? ¿Qué rol cree Nicolás que efectivamente tuvo él? Él nos cuenta que empezó con un objetivo claro, pero poco tiempo después hubo un hecho que lo cambió todo.

 

Nicolás Trotta: Bueno, nuestra gestión estuvo atravesada por un hecho excepcional, que fue la pandemia del COVID-19. Entonces es muy difícil pensar que hubiese ocurrido sin la pandemia. En el momento de asumir, yo planteaba cuestiones que había conversado con el presidente, que la hoja de ruta de nuestra gestión debería ser cumplir las leyes educativas. No muchas de las cuales son leyes programáticas. Estaba en una situación de incumplimiento, en

 

un sistema educativo argentino atravesado por una situación económica de extrema gravedad relacionado a la realidad por un lado, de desigualdad que transitaba la Argentina y al mismo tiempo por una situación de fuerte condicionamiento en dos dimensiones: Uno relacionado a la situación endeble política que atravesaba el sistema educativo, a partir de la situación de debilidad política que atravesaba la gestión de Mauricio Macri, que eso por supuesto repercute en la construcción de consensos en términos federales.

 

Más allá del ministro o ministra de Educación en ese momento, uno es el reflejo también de la legitimidad que puede tener el Gobierno Nacional con las jurisdicciones educativas con las provincias y por el otro lado Argentina está transitada en una situación macroeconómica muy compleja, que tuvo una fuerte repercusión y terminó debilitando, creo yo, la legitimidad de la gestión educativa a partir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, implicó una dramática reducción del inversión educativo. Y eso lo dio en términos objetivos, si uno observa el periodo 2015-2019, como base cero, o base cien, para decirlo de alguna manera, del 2015, que es el primer año que se logra cumplir de manera acabada la meta de educación al 6% del PBI dejando en claro con un fuerte componente de inversión de las provincias que al mismo tiempo es un reflejo también de la enorme preponderancia que tienen los salarios en inversión educativa de las provincias.

 

Nosotros tomamos las bases de 2015 como bases 100 y existió una caída del 33% de la inversión educativa al 2019. Principalmente con la llegada del Fondo Monetario Internacional que implicó una fuerte retracción de la inversión de todo el Estado Nacional y también de la gestión educativa. Pero eso también fue el reflejo de la caída de la inversión, de la inversión en las provincias. No de un 33%, sino de un 16% en promedio en esos cuatro años. Entonces, ese era un poco el contexto en el que nosotros asumimos y lo que nosotros ahí planteamos era cómo fortalecemos la gestión educativa en lo que debe ser para nosotros el rol central que debe tener el Estado en impulsar las transformaciones positivas para que permitan mejorar los procesos de enseñanza que aprendizaje en el aula, el acompañamiento de las trayectorias educativas más dañadas por ese contexto de desigualdad y romper también las profundas asimetrías educativas que existen en la Argentina porque mi mirada es que el ministro de Educación de la Nación es el ministro de todo el sistema educativo. Con las fortalezas y debilidades que implican ejercer ese liderazgo en el marco del Consejo Federal de Educación.

 

Y es ahí donde el presupuesto educativo cumple un rol fundamental, principalmente la inversión del Estado Nacional en las distintas políticas educativas y en los programas educativos nacionales que deben tender a un direccionamiento que permita romper las marcadas asimetrías en el acceso al derecho a una educación de calidad en todo el territorio argentino, modificó nuestra agenda de raíz.

 

Pero volviendo al comienzo nosotros decíamos “tenemos que cumplir la ley”. Las leyes son financiamiento educativo, una ley programática como es la Ley Educación Nacional, con un montón de metas que inclusive no se lograron cumplir a pesar de haber logrado el 6% de inversión en 2015. Entonces ahí teníamos una fuerte deuda en lo que debería ser ciertas

 

transformaciones positivas de la Ley de Educación Nacional. Que era una ley reparadora de ciertos impactos negativos que tuvo la ley federal de educación, que fue sinónimo de las transformaciones que vivió la Argentina en la década del 90 con el costo social y educativo que tuvieron esas transformaciones, que nos llevaron en otros aspectos a la profunda crisis social y económica del 2001-2002.

 

Entrevistadores: Aunque Nicolás tenía experiencia en política y había estado dirigiendo los equipos técnicos en medio de una campaña bastante agitada, su trayectoria era más bien técnica. Sin embargo, el rol del ministro de Educación de la Nación supone tener muchas habilidades en negociación. ¿Los ministros de Educación deben ser técnicos o deben ser políticos?

 

Nicolás Trotta: Yo creo... Desde mi perspectiva, que obviamente cualquier ministro más allá del Ministerio de Educación primero tiene que tener antecedentes o conocimientos específicos del área que debe liderar y después por supuesto demanda un expertis vinculado a lo que es la gestión del Estado y la construcción de consensos, incentivar el diálogo entre distintos actores.

 

Por supuesto, creo que un ministro o ministra de Educación debe tener dos vías de formación. Por un lado, la formación técnica vinculada a los temas educativos, vinculado al conocimiento específico que demanda el sistema educativo nacional, pero también en lo que puede ser la política internacional, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Trabajo. Cada uno de ellos demanda, en los casos yo considero que el saber técnico debe ser acompañado sin lugar a dudas de un saber político que implica la gestión del Estado y la construcción de consensos.

 

Entrevistadores: Administrar responsabilidades en el Estado en muchos aspectos son diferentes o distan de lo que es la gestión social o la gestión empresaria de la gestión. Nicolás habla de una doble condición, la técnica y la política. ¿En cuál se sentía más cómodo? Porque la política puede imponer presiones, cambios de rumbo, imprevistos.

 

Nicolás Trotta: No, nosotros presiones económicas y políticas no tuvimos, digo, la única... Más allá que tuvimos discusiones y distintas miradas en muchos aspectos. Lo que llegó a cambiar nuestra agenda es la realidad que nos impuso un hecho absolutamente impensado, extraordinario, como fue una pandemia en pleno siglo XXI, ¿no? Y la ausencia de una cartografía de cómo transitar ese proceso. En la Argentina y en el mundo, digo, que fue un proceso de aprendizaje más allá de lo educativo, de cómo administrar eso, desde lo sanitario, lo sociológico y obviamente en cada una de las áreas del gobierno. Pero uno cuando gestiona el Estado, cuando gestiona una responsabilidad, no elige en qué momento hacerlo. Por supuesto, uno se tiene que adaptar a las condicionantes que impactan diariamente, pero asumiendo los costos no es las responsabilidades que vienen con el cargo, y quien no tenga esa voluntad de hacerlo, mucho más.

 

En momentos de enorme complejidad, en momentos de incertidumbre y de tensión social,

 

como fue transitar la pandemia, uno tiene que tener mucha capacidad de escucha, pero también mucha capacidad de decisión. Y yo lo que le planteé a mi equipo desde el primer momento, inclusive con mirada crítica hacia ciertos sectores del propio gobierno que yo integraba, nosotros íbamos a asumir la responsabilidad con nuestros aciertos y con nuestros errores de conducir el proceso educativo en un país federal, que no íbamos a permitir que cada jurisdicción haga lo que le parezca correcto porque eso implicaba aumentar las posibilidades de equivocación en cada una de las jurisdicciones, que nosotros debíamos lograr una síntesis a partir del proceso de escucha y de representatividad de las realidades territoriales y culturales diversas que tiene la Argentina en el marco del Consejo Federal de Educación para que haya una mirada federal de cómo enfrentar en momentos diferentes, por supuesto, que transitaba la pandemia, la realidad en cada una de las provincias.

 

Y eso fue lo que hicimos con nuestros aciertos y errores, con la evidencia que teníamos en cada uno de los momentos, ¿no? Defendiendo vehementemente cuando había que hacerlo cada una de nuestras miradas, que por supuesto, nadie puede tener la soberbia de pensar que todo lo que uno ha hecho ha sido correcto o todo lo que hizo el otro está equivocado.

 

Entrevistadores: Hablemos de decisión política, la herramienta que tienen todos los ministros para que las cosas efectivamente sucedan. ¿Qué valor tiene para Nicolás la decisión? ¿Cuál fue la decisión más complicada que tuvo que tomar?

 

Nicolás Trotta: La decisión política o la gestión del Estado, o cualquier responsabilidad del Estado, es fundamental. Uno se tiene que hacer cargo de escuchar las distintas voces, pero llega un momento en que quien baje el martillo tiene que ser quien tiene la responsabilidad en ese momento. Y esto implica escuchar en el caso de las políticas educativas en un país federal, en el marco del Consejo Federal, donde implica construir consenso con las 24 jurisdicciones, escuchar a todas las voces. Pero tomar una decisión, que muchas veces la decisión puede surgir a partir de un camino intermedio o construir el consenso a partir de la persuasión de todos los sectores de que lo que uno pretende llevar adelante es en sí mismo lo correcto, presentando obviamente la evidencia y la información necesaria.

 

Pero esto explica siempre, por ejemplo, en el marco de la política educativa, escuchar a todos los sectores, por ejemplo, a las organizaciones sindicales. Nosotros hemos escuchado siempre a las organizaciones sindicales, lo que no quiere decir es que siempre adoptamos decisiones que ellos compartían y hemos tenido momentos de marcada tensión con las distintas organizaciones sindicales, pero la decisión siempre la debe tomar el Estado, la decisión final en la organización social que tienen nuestras comunidades la debe adoptar el Estado.

 

Las decisiones tomamos fueron muchísimas, decisiones que tuvieron impacto en el marco extraordinario del COVID. Numerosas decisiones que no fueron sencillas, pero que nosotros tomamos decisiones que considerábamos correctas. Por ejemplo, la suspensión de las clases presenciales en marzo del 20, que era un momento de muchísimo temor y que implicó decisiones y contra decisiones en un lapso muy breve de tiempo, no sólo a partir de lo que era

 

el temor social que se transitaba, sino la construcción de decisiones ajenas a nosotros, a partir de recomendaciones, por ejemplo, de la Organización Mundial de la Salud, que también eran muy cambiantes, porque nadie sabía cómo enfrentar en un mundo globalizado, en el siglo XXI, con el tránsito tan marcado de personas: una pandemia. No era lo mismo la pandemia en el siglo XXI que una pandemia en el siglo XIX, en el siglo XX, donde la movilidad de las personas era muy menor a lo que vivíamos en el siglo XXI. A ver, dividiendo la gestión en lo relacionado a la pandemia y la gestión educativa en términos generales. En lo relacionado a la pandemia es lo que planteaba al comienzo. Nunca correr del cuerpo a lo que era la toma de decisión, por más que uno podía vislumbrar que no tenía el consenso absoluto de la sociedad. Y uno no está en esos lugares para hacer lo que otras personas quieren que uno haga, sino uno tiene que hacer lo que cada uno considere a partir de la evidencia que tiene, sobre determinado aspecto y tomar la decisión y hacerse cargo de cada una de decisiones. Obviamente, decisiones que deben implicar mucha escucha, mucha reflexión, pero también en un momento tomar esa decisión, determinar cuál va a ser el accionar y sostener la decisión. Y yo he sido inclusive muy crítico con el presidente Alberto Fernández y con la gestión de gobierno por haber sido zigzagueante en muchos momentos, no sólo en el campo educativo, sino en otros campos de la decisión. Pero cuando uno es zigzagueante en la toma de decisiones, o porque partió de un incorrecto diagnóstico, o porque no tiene el coraje de asumir los costos, implica ciertas decisiones en las cuales uno está convencido. Y en eso uno siempre tiene que ser consciente de que lo zigzagueante termina implicando un pasivo para el gobierno y para la sociedad.

 

Y luego saliendo de la pandemia, donde la pandemia estuvo, más allá de tensiones que tuvimos con numerosas jurisdicciones en distintos momentos de ese año y medio atravesado principalmente por la situación de incertidumbre de la pandemia, nosotros las decisiones las adoptamos en gran parte de los momentos por unanimidad. Tanto lo que fueron todos los componentes pedagógicos y didácticos de la pandemia, la definición de la evaluación de nuestro sistema, de la respuesta del sistema educativo, las instancias de evaluación y promoción, el acompañamiento pedagógico, cada uno de los aspectos que eran extraordinarios intentamos nutrirnos de la mirada de los pedagogos más reconocidos de la Argentina para poder instrumentar esas decisiones en el marco de profundos y constantes debates en el Consejo Federal de Educación.

 

Ahora, saliendo de la pandemia, distintos aspectos para nosotros han sido muy importantes.

 

Empezar por algo central en toda política pública son los recursos. En nuestra gestión transitamos en el primer presupuesto que nosotros diseñamos, que fue el presupuesto 2021, el mayor crecimiento de inversión educativa interanual de nuestra historia. Y veníamos de un proceso de una fuerte retracción de la inversión educativa, como mencioné al comienzo de la entrevista. Y eso era reflejo de lo que para nosotros era el despliegue de ciertas políticas educativas vinculado, por ejemplo, a infraestructura escolar.

 

Nosotros en el 2021 invertimos más de 50 mil millones de pesos de aquel entonces, en lo que era el proceso de recuperación de la inversión educativa, tanto en la construcción como

 

remodelación y readecuación de los edificios escolares en el marco del COVID. El hecho de terminar escuelas que estaban abandonadas a partir del proceso de retracción de la inversión con la llegada del Fondo Monetario Internacional, para mencionar un ejemplo. El hecho de haber puesto en funcionamiento el plan cuaramanzo de conectividad, nosotros en ese año implicó la inversión de más de 22 mil millones de pesos de ese momento para volver a distribuir computadoras a nuestros estudiantes, más de 600 mil computadoras volvieron a ensamblarse y fabricarse en 9 empresas en la Argentina a partir de la inversión del Estado. El hecho también de recuperar, por ejemplo, lo que era el Plan Nacional de Lecturas, para nosotros era un eje central, que fue una de las primeras decisiones que nosotros

 

Entrevistadores: Nicolás Trota habla de consenso y también habla de la necesidad, en pandemia, de tomar decisiones en conjunto con las 24 jurisdicciones para así evitar errores. ¿Qué piensa Nicolás del Consejo Federal como instrumento de toma de decisiones y de consenso? ¿Qué cambio le haría? Porque pareciera existir una imagen sobre el Consejo Federal como de un organismo muy alejado de la realidad de las escuelas, de los docentes, de las familias, muy alejado del aula.

 

Nicolás Trotta: Bueno, no sé quién tiene esa imagen, porque es como cuando se dice “la gente dice”, no sé qué gente. Me parece que hay cosas que funcionan con mayor velocidad que otras y ahí tenemos que ser conscientes. Los cambios en el sistema educativo son cambios progresivos y hay que darle marco de continuidad. En un país como este federal, donde convive, donde debería convivir un Estado nacional con una mirada de integración del sistema educativo, asumiendo la responsabilidad de analizar, romper esas asimetrías de desigualdad educativa que se presenta en la Argentina, acompañando la realidad diversa que hablan las jurisdicciones educativas. conjuntamente con lo que implica construir consensos con las 24 jurisdicciones educativas. Nosotros nunca imponíamos una decisión ni yo decidía por las 24 jurisdicciones. Nosotros planteábamos nuestra agenda y construíamos los consensos para que podamos escuchar cada una de las experiencias, también dejando en claro que no es lo mismo lo que pasa en el sistema educativo en una gran urbe, de lo que ocurre en la ruralidad, en la modalidad rural, que también pasa cuando uno, por ejemplo, va al sistema educativo de Catamarca, para mencionar un ejemplo, donde conviven hasta distintos calendarios escolares, porque no es lo mismo una escuela en La Puna que la montaña donde tiene clases entre agosto y junio de lo que ocurre en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.

 

Entonces, para ver la diversidad de realidades que tenemos o una escuela en Santiago del Estero y que una escuela en la ruralidad de Santiago que es la provincia que tiene mayor ruralidad en nuestro país para mencionar un ejemplo. Son todas esas cosas que también hablan de las diversas realidades que transita nuestro país, un país además atravesado por la profunda desigualdad. Me parece lo primero que hay que asumir, porque hay ministros que han manifestado que estaban a cargo de un ministerio que no tiene ninguna escuela.

 

Yo creo que el ministro de Educación Nacional es el responsable de todas las escuelas de Argentina. Obviamente una responsabilidad concurrente con cada una de las jurisdicciones.

 

Pero lo que no puede hacer un ministro de Educación Nacional es mirar hacia el costado cuando dicen que es un ministro sin maestros, también creo que está equivocado. Creo que eso también responde a una mirada de desapego a lo que debe ser la garantía del derecho a una educación de calidad en todo el territorio argentino. Y quien debe, desde mi perspectiva, romper las inequidades que transita la Argentina, creo yo, es el Estado federal. No el Estado de Argentina, el Estado federal.

 

Ahí me parece que tienen que haber políticas específicas según la realidad, obviamente, de acompañamiento de las políticas que causan las jurisdicciones. Siendo que un retroceso muy importante que creo yo se transitó en el marco de lo que debe ser una educación transformadora ha sido el proceso de provincialización del sistema educativo argentino. Y creo que ese proceso de provincialización ha llevado a que sea provincializado el sistema educativo en provincias no pobres, sino provincias empobrecidas, con muchos menos recursos para enfrentar los desafíos que se les presenta. Bueno, todo eso es una discusión de fondo. ¿Sirve el Consejo Federal de Educación? Yo creo que por supuesto que sirve. Que también eso debe ir de la mano de lo que debe ser la articulación de cada una de estas políticas. Se pueden pensar nuevas instancias de articulación en campo educativo, yo creo que sí, que nos tenemos que animar. Yo creo que uno de los puntos primordiales que deberíamos intentar avanzar se relaciona a nuevos marcos de consenso a partir de leyes educativas. Algunas de las cuales, creo yo, que es uno de los principales caminos que tenemos que ir es a discutir una ley nacional de carrera, salario y formación docente que creo que debe ser un esquema único, obviamente convergente en el tiempo, en todo el territorio argentino. Y eso implica profundos consensos, pero voy a implicar también algo que creo que es una deuda en nuestro sistema educativo, es que tenemos que aumentar la masa que invierte el Estado Nacional en educación. Más allá, si son 6, 5 o 8 puntos del Producto Bruto Interno en lo que partimos de educación, lo que hay que lograr es que haya una inversión estratégica para romper las asimetrías, para que tengamos una convergencia hacia el desarrollo educativo en cada una de las jurisdicciones. Eso implica que hay que invertir del Estado Nacional más recursos en provincias en pobreza, que por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires que es una ciudad que tiene mucho más recursos o la provincia de Córdoba. Para mencionar un ejemplo, que son provincias que pueden desplegar una agenda diferente a los recursos que tienen otras provincias en términos de los recursos totales que tiene cada una de esas jurisdicciones.

 

Pero yo creo que eso, por ejemplo, es algo que implicaría una discusión de fondo en la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo. ¿Cómo formamos a nuestros docentes? ¿En qué instituciones se forman nuestros docentes? ¿Cuánto invierte el Estado Nacional en la formación de nuestros docentes? ¿Qué es la formación continua, pero no es la formación inicial? La formación inicial, como si invertimos en el Estado Nacional, en la formación de todos nuestros profesionales, a partir de lo que es el sistema universitario nacional, que es sostenido por los recursos del Estado Nacional, sea una universidad nacional en la ciudad de Buenos Aires, como es la UBA o la Universidad Nacional de Córdoba en Córdoba, o la Universidad Nacional de La Rioja, lo sostenemos con recursos nacionales, no invertimos un solo peso en la formación de nuestros docentes. Entonces, creo que ahí tenemos que asumir que tiene que

 

haber una inversión del Estado Nacional en la formación de nuestros maestros y esto implica generar también sistemas de acreditación para los institutos de formación docente.

 

Nosotros tenemos 130 universidades y tenemos 1.500 institutos de formación docente. 130 universidades que son acreditadas por La CONEAU y 1500 institutos de formación docente que son acreditados por 24 jurisdicciones educativas en las cuales no garantizamos una calidad en la formación inicial. Esto quiere decir que tenemos que dejar a los institutos a merced de que tienen que hacer lo que pueden según la normativa de las provincias. No, nosotros hay que darles recursos, darles objetivos claros para darles un plazo de acreditación para garantizar que en cada uno de estos institutos de formación docente ingresan y egresan docentes para poder asumir el desafío de formar a nuestros niños, niñas y adolescentes.

 

Ahora, eso debe ir de la mano también de una carrera docente y de un salario que los ubique en la posición social que todos decimos que deben tener. Y creo yo como el Consejo Federal de Educación también ha mostrado ciertas limitaciones en lo que es la gestión educativa en términos de un país federal, también lo ha hecho la paritaria nacional docente.

 

La paritaria nacional docente ha garantizado, en un contexto además complejo como es inflacionario en términos de ingreso, un salario inicial en todo el territorio argentino, pero tenemos que ir a discutir no un salario inicial, tenemos que deducir un salario único para todos nuestros maestros en todo el territorio argentino, comprometiendo la inversión de las provincias, pero también comprometiendo el aumento de la masa de la inversión de cada vez el Estado Nacional, porque uno de cada cuatro pesos en educación lo invierte el Estado Nacional, y tres lo invierte en las provincias. Entonces ahí no vamos a lograr romper las asimetrías educativas, que son reflejo de la desigualdad social que transita a la Argentina, cuando más de la mitad de nuestros niños y niñas y adolescentes están de la ojo a la línea de la pobreza, y no hay mayor inversión del Estado nacional.

 

Entrevistadores: Con Bauti partimos de una hipótesis. Mucho, si es que no la mayoría, estamos de acuerdo en lo que hay que hacer. Pero ¿cómo? ¿Cómo reformamos la formación docente inicial? ¿Cómo incidimos en el desarrollo profesional docente desde el Ministerio de Educación de la Nación?

 

Nicolás Trotta: Yo no sé si todos están de acuerdo con lo que estoy planteando yo. después cuando nos fuimos de la gestión se descontinuó, yo lo había planteado el presidente Alberto Fernández, que íbamos a presentar tres leyes educativas, una nueva ley de financiamiento educativo, que el gobierno presentó algo con algunos aspectos similares a lo que habíamos presentado nosotros, una ley formación, carrera de salario docente, lo que esto implica, federalizar aún más el sistema educativo y un esquema para subsanar parte del impacto negativo de las leyes de la década del 90, el Consenso de Washington, que también impactaron en la Argentina, y luego una ley que algo se hizo, no a partir de lo que es la ley de conectar igualdad, pero una ley de tecnología educativa, que no solo es dispositivos y sostenimiento a lo largo del tiempo, sino también se vincula a formación y plataforma. Y cómo

 

nosotros, si garantizamos conectividad y distribución y formación y plataforma, distribución de dispositivos tecnológicos, podíamos inclusive mejorar todos los procesos de aprendizaje, podíamos lograr extender también la jornada educativa a partir del uso de tecnología, siempre y cuando logremos disminuir la brecha digital. En un país tan desigual, no todos tienen acceso a una computadora y no todos tienen acceso a la conectividad con sus propios recursos. Entonces, eso se vincula a algo que nosotros en el marco de la pandemia incentivamos y logramos en la telefonía celular que era la gratuidad de la navegabilidad educativa.

 

Pero bueno, yo creo que hace falta liderazgo. Hace falta liderazgo, hace falta una Argentina que no sea gobernada por la urgencia. Que no es algo que pasa en el campo educativo, es algo que pasa en todas las áreas del Estado. Y cuando hablo del Estado Nacional ocurre también en las jurisdicciones provinciales y municipales, cuando uno hace un ejercicio, inclusive de su propia vida personal, y uno agarra una hoja y empieza a notar cuánto tiempo dedica su día a decisiones sin trascendentes y cuánto tiempo dedica a reflexionar y a gestionar esas decisiones trascendentes, que van a tener un impacto de largo plazo, se va a dar cuenta que generalmente al ser humano lo gobierna lo urgente y no lo importante. Y mucho más en un país atravesado por tantas necesidades.

 

Pero creo que eso es parte de los desafíos que tiene una Argentina repensándose al futuro. Que tengamos la capacidad de tener dos velocidades, una que nos permita diseñar la escuela que queremos hacia futuro, pero también una velocidad que nos permita asumir los desafíos que tenemos en el corto plazo, principalmente las urgencias, que yo creo en el campo educativo, las urgencias más trascendentes, se relacionan a acompañar las trayectorias educativas impactadas por la desigualdad, ¿no? Porque... para cerrar, ¿no?, y dar un ejemplo.

 

¿Podemos discutir repitencia o no? Y mucho se debate en el campo educativo sobre si la repitencia sirve o no sirve ahora que repitan o no los chicos, según las materias que adeudan en la escuela secundaria, para mencionar un ejemplo, no es lo más importante. Lo más importante es qué hacemos con esa trayectoria educativa. ¿Qué respuesta institucional damos desde la escuela a la cual nos podemos abandonar? Tenemos que dar equipos para que acompañen esas trayectorias. ¿Por qué? A un adolescente que pretendemos retenerlo en la escuela, pero no le ofrecemos algo distinto, semanas más, pero nosotros necesitamos tener a los chicos en la escuela aprendiendo. Y eso implica que tiene una respuesta diferente según la realidad social y la trayectoria educativa de cada niño, de cada adolescente. Y eso creo que es uno de los grandes desafíos que tenemos en un país con tanta desigualdad como la nuestra. Nicolás, den el clavo de algo que repiten todos los ex ministros que entrevistamos. Saber lidiar entre lo urgente y lo importante, entre la ¿Cómo generar esa agenda? ¿A quién es convocar a ese equipo? Bueno, en primera instancia nosotros planteamos... Yo planteé, porque en eso tuve libertad para hacerlo, la convocatoria de personas con vasto y reconocido, recorrido en el campo educativo. Algunos con los cuales tenían un vínculo personal estrecho y otros no. Pero así fue como convocamos y armamos un gabinete educativo muy sólido en ese sentido que obviamente después fue atravesado por el COVID, y eso complejizó el vínculo de trabajo por momentos por las rutinas y las edades. Había mucha gente que tenía más de 70 años que no

 

podía venir de manera presencial al ministerio. Y eso por más que parezca algo poco trascendente, cuando no es lo mismo una semana o dos semanas, sino fueron seis, siete, ocho meses, impactó en generar o no un equipo compacto y generó también muchas diferencias entre los distintos funcionarios en el marco de la toma de decisión, por la necesidad, muchas veces, de una respuesta rápida que no se generaba en el marco de no es lo mismo gestionar vía Zoom que es gestionar en reuniones de trabajo expresa. Y luego escuchando, nosotros ahí escuchábamos a las provincias, escuchábamos a los sindicatos, escuchábamos a las familias, escuchábamos en un marco de excepcionalidad, que es imposible de comparar a lo que es la gestión educativa sin pandemia, porque al comienzo escuchábamos a los epidemiólogos, que tampoco sabían mucho, intuían, pero no sabían. Entonces, fueron momentos de mucha complejidad. Nosotros, durante varios meses, nos dedicamos a la elaboración y fuimos uno de los primeros países en tenerlo, de los protocolos de funcionamiento en las escuelas, para mencionar un ejemplo. Y eso tenía muy poco de pedagógico, de didáctico y mucho de epidemiológico. Bueno, todo eso fue un aprendizaje para todo nuestro equipo educativo, pero siempre tratando de escuchar a las personas que tenían trayectoria, representatividad o experticia en cada uno de los temas.

 

Entrevistadores: ¿Qué consejo le daría Nicolás a un futuro ministro de Educación?

¿Volvería a ser ministro?

 

Nicolás Trotta: El futuro ministro de Educación se rodea de personas que tengan hambre para transformar positivamente el sistema educativo. Digo, personas que no estén conformes nunca con lo que ocurre en nuestra escuela, pero reconociendo que a nuestra escuela le tenemos que dar muchísimo más de lo que le damos porque a nuestra escuela la sobrecargamos de responsabilidades, pero no le damos todo lo que la escuela necesita en términos de consenso y de recursos. Por ejemplo, una de las cosas que yo creo que son centrales, a nuestra escuela las tenemos que descargar ciertas responsabilidades que no tienen que ser de la escuela. Yo creo que los directivos de nuestras escuelas y nuestros maestros solo se deben comprometer en enseñar bien y que nuestros chicos aprendan. Y que todo lo social nuestra escuela lo tiene que garantizar pero no en cabeza de nuestros directivos y nuestros docentes. Tiene que ser otra área del estado que digan presente a la escuela pero correr a nuestros maestros tiene que ser maestras y maestros y no trabajadores sociales. Porque si no le ponemos una carga en situaciones de mucha vulnerabilidad, los procesos de aprendizaje están en un segundo ámbito. Por eso implica también hacerse cargo del Estado de esa responsabilidad, pero no sobrecargar a nuestras escuelas de esas responsabilidades, para mencionar un ejemplo. Entonces me parece que eso es muy importante para un ministro, para un equipo educativo, es rodearse de personas con conocimiento, con liderazgo, con capacidad de escucha, con capacidad de decisión, con capacidad de discutir y de debatir, pero también de cerrar los temas. Y creo que hay muchas personas comprometidas con mejorar nuestro sistema educativo, pero también siendo conscientes que no son cuestiones que uno observa los resultados en el corto plazo. Lo que hacemos hoy, si lo hacemos bien, repercute en 2, 3, 4, 5 años y lo que hacemos mal también repercute en 2, 3, 4, 5 años. Y ahora la pregunta que le hacemos a todos los que pasan por acá.

 

Entrevistadores: ¿Volvería Nicolás Trot a ser ministro de Educación si le ofrecieran serlo?

 

Nicolás Trotta: Depende de qué presidente o presidenta, ¿no? Pero uno siempre está dispuesto a acompañar.

 

Yo recuerdo con mucho afecto todo ese tiempo difícil que vivimos y creo que con nuestros aciertos y con nuestras equivocaciones siempre pretendimos dejar todo nuestro esfuerzo, dar la cara, discutir, escuchar y pelear a veces por lo que creíamos y creo que eso nos permitía... Dormíamos poco, pero dormíamos tranquilos y muchas veces tanto por izquierda, como por derecha nos criticaban, algunos decían que ponía en peligro la salud de nuestros niños, otros decían que era el responsable de no abrir las escuelas, no, digo... Y cuando uno abraza lo público, y mucho más en momentos extraordinarios, tiene que tener la voluntad y el coraje de enfrentar esos escenarios y al que no le guste que se dedique a otra cosa. Siempre es bueno que se hable de educación. Yo decía que tenemos que lograr que nuestra escuela esté a flor de piel. ¿Por qué? Porque realmente la escuela y el sistema educativo solo se habla cuando hay cosas malas para decir. ¿Cuándo tienes en realidad la escuela? Cuando no empiezas las clases porque hay un paro docente. Cuando ocurre una tragedia como la de Sandro Rubén. O cuando aparecen las pruebas, los resultados de las pruebas y los resultados no son buenos. Pero esos son los únicos momentos que se habla de la escuela. Inclusive cuando aparece y se habla bien, ¿no? Son historias de excepciones, pero en realidad la excepción lo que está mostrando es todo lo que falta. O el chico que camina 15 kilómetros. También hay que contar que si camina 15 kilómetros porque hay una escuela rural a la cual van 4 o 5 chicos, y a veces habla del desconocimiento que hay del sistema educativo, y yo soy de los que cree, que una escuela rural con 3 o 4 chicos es una de las mejores inversiones que puede tener el Estado argentino, ¿no? Y tiene que ir a caballo 20 kilómetros y sí porque no... el esfuerzo que hay en el despliegue es enorme.

 

Yo creo que tenemos que lograr que la educación esté a flor de piel siempre para que sea una prioridad y creo que es uno de los aspectos positivos que nos dejó un momento muy triste y muy doloroso como fue la pandemia es que todos pasamos a valorar un poco más la educación y creo que eso lo tenemos que sostener luego el tiempo para que sea reflejo también de un compromiso de entender la política y los políticos con la educación, en términos no solo de inversión sino también de los consensos que tenemos que construir entre la política, los maestros, las maestras, las familias y toda la sociedad para que pongamos como primer prioridad la educación en un país desigual y atravesados en mucho tiempo por una situación de desmejoramiento de la situación social y económica.

 

Entrevistadores: Bueno Bauti, llegamos al final de este episodio que lo esperábamos con ansias, que teníamos ganas de charlar con Nicolás. La verdad que me llevo varias preguntas. Primero me llevo a ver cómo hacemos para mejorar el federalismo y la comunicación de la educación entre las provincias y el Ministerio Nacional. Me pregunto

 

cuál es el rol que tiene el ministro nacional. Se suele decir que no tiene escuelas, pero sin embargo tiene todas. Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer? ¿Cómo lo tenemos que hacer?

 

Además me interesa muchísimo saber de todos los ministros cuáles creen que fueron sus logros. Y la verdad que en este capítulo me sorprendí. Sí, yo me llevo un montón de cosas también. En primer lugar me pareció muy interesante el hecho de ver cómo un ministro se le puede dar vuelta por completo toda su agenda. Y cómo lo que tenía pensado, bueno o malo, las ideas, las propuestas, el qué hacer, pasan a ser completamente irrelevantes si no sabes surfear tus circunstancias, ¿no?

 

como que termina pesando mucho más tu como que tu que, tu capacidad de liderazgo mucho más que tus capacidades técnicas. Así que me ayuda muchísimo para pensar y con ganas de que salga el próximo capítulo. Un abrazo enorme a todos los que nos vienen siguiendo y gracias por los comentarios.

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