Skip to main content

Radiografía de la desigualdad: cuál es el perfil del 16% de los chicos que terminan en tiempo y forma el secundario y por qué es alarmante

El dato se desprende de un informe del Observatorio Argentinos por la Educación; el nivel socioeconómico, clave en el desempeño escolar

El ingreso es masivo y más del 90% de los jóvenes entra al secundario. Sin embargo, el problema cada vez más grave es la permanencia de esos estudiantes en la escuela y su egreso correspondiente, porque solo el 16% termina sus estudios en tiempo y forma, según un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación publicado hace un mes.

Las cifras muestran que las trayectorias escolares no solo están condicionadas por el nivel socioeconómico de los estudiantes, también inciden el nivel educativo de sus familias y el lugar donde viven. “Se trata de un escenario atravesado por condiciones de desigualdad, segregación socioeconómica y educativa, en el que debido a la edad de los estudiantes priman más las diferencias de cuna que las basadas en el mérito –plantea Narodowski–. De esto se desprende la necesidad de cambiar las políticas educativas que han regido en las últimas décadas, que propiciaron mayor desigualdad y la exclusión de los alumnos más débiles. Se necesitan políticas basadas en la igualdad, no meramente declarada, abriéndonos al mérito y al talento independientemente del nivel socioeconómico”.

Escuela pública o privada

Entre los estudiantes con trayectorias escolares esperadas, la mitad (52,1%) pertenece al tercil de mayor nivel socioeconómico. En el otro extremo, solo el 15% forma parte del tercil de menores ingresos. En otras palabras, de los 16 de cada 100 estudiantes que terminan la secundaria en tiempo y forma, ocho pertenecen al tercil socioeconómico más alto; cinco, al medio y solo tres, al más bajo.

Al desgranar los números, también se observan diferencias por tipo de gestión escolar: institución estatal o privada. El 34,3% que llega al último año de la secundaria asiste a escuelas del sector privado. Sin embargo, quienes llegan en tiempo y con los conocimientos satisfactorios representan el 63,7% en escuelas de esa misma gestión; mientras que el 36,3% cursa el nivel en establecimientos de gestión estatal.
 
Dominio en lengua y matemática

Para llegar a ese 16% presentado en el informe anterior, se midió el sistema educativo público y privado. Se entrelazaron los datos del Relevamiento Anual que realizan las autoridades nacionales y los resultados de las Pruebas Aprender 2019, para medir el estudiante ideal y aspiracional conforme a las leyes educativas vigentes; es decir aquel que logra cursar regularmente y que, además, domina con buenos o muy buenos resultados los conocimientos en áreas como lengua y matemática. Solo el 16% alcanzó la regularidad y dominó la palabra escrita y el pensamiento matemático, y los investigadores proyectan que el próximo año la cifra se reduzca aún más.

“El análisis muestra con claridad dos caras del sistema: no logra que todos los estudiantes terminen la educación obligatoria y no logra los aprendizajes suficientes. Es un sistema en crisis por el conflicto entre dos mandatos sociales: el tradicional, que entiende la escuela media como proceso de selección para la universidad –sin importar los que queden en el camino–; y el mandato actual, que pretende que todos tengan un nivel de formación que les permita desempeñarse en la vida. La realidad que evidencian los datos frustra a docentes, estudiantes y familias. No se trata de facilismo o rigorismo, sino de revisar qué y cómo enseñar”, explicó Sergio España, uno de los autores del informe pasado.

Madres que fueron a la universidad

En el mundo de ese 16%, se indagó también sobre la composición familiar de esos chicos y chicas. Con respecto al nivel educativo de sus familias, la mitad de estos estudiantes (54,8%) tienen madres que alcanzaron un nivel educativo superior (terciario, universitario o posgrado) completo o incompleto. De los 16 alumnos de ese grupo de cien que termina en tiempo y forma, nueve tienen madre con educación superior, cuatro con secundario completo, dos con secundario incompleto y uno con nivel primario.

De acuerdo con su lugar de residencia, la mayoría de esos estudiantes se reparte en ocho jurisdicciones, lo que deja a la vista una profunda desigualdad según las distintas regiones del país: Buenos Aires, la Capital, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Santa Fe y Tierra del Fuego. En el resto de las provincias, es mayor la proporción de estudiantes que no logran las trayectorias escolares esperadas.

“El informe arroja datos que constatan que el sistema educativo contribuye a convertir las desigualdades sociales en desigualdades educativas. Los resultados educativos de los hijos y las hijas están asociados a los niveles de escolaridad de las madres, y la asistencia a la educación inicial temprana es un predictor de un mejor desempeño escolar. El ‘éxito’ escolar también está vinculado a la procedencia socioeconómica de las familias”, analiza Sandra Ziegler, investigadora de FLACSO Argentina.

Gustavo Zorzoli, educador y exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires, concluye: “El hecho de que en promedio solo 16 de cada 100 estudiantes terminen la escolarización obligatoria conforme a lo esperable es un dato alarmante. Pero debería ser inaceptable para nuestra sociedad que el nivel socioeconómico del hogar de donde proceden o que el tipo de escuela a la que asisten, estatal o privada, reduzca aún más las posibilidades de que lo logren”.

 https://www.lanacion.com.ar/sociedad/radiografia-de-la-desigualdad-cual-es-el-perfil-del-16-de-los-chicos-que-terminan-en-tiempo-y-forma-nid04052022/?utm_source=n_&utm_m