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Fracaso educativo y miedo a las represalias

Formosa, la provincia en la que los chicos pasan de grado sin aprender

Por MICAELA URDINEZ

FORMOSA. Tienen miedo de hablar. De contar lo que realmente sucede todos los días frente a sus narices. De que alguien les escuche sus pensamientos. Y de que eso traiga represalias: esto quiere decir perder su trabajo de maestros, de personal de la salud o en cualquier puesto que dependa del estado provincial. “Y yo tengo una familia que mantener”, es lo que repitieron los referentes a LA NACION durante los nueve días que Hambre de Futuro recorrió algunas de las zonas más vulnerables de Formosa. La polémica de que los alumnos de la secundaria pueden pasar de año con 19 materias previas puso el foco sobre cuánto efectivamente aprenden los chicos en este territorio gobernado hace casi 30 años por Gildo Insfrán. Las cifras provinciales asustan: el 76% de los niños, niñas y adolescentes vive en hogares con ingresos insuficientes y la sobreedad en la secundaria llega al 34,6%. La pobreza está muy arraigada en Formosa, y se hace cada vez más palpable a medida que nos alejamos de la capital hacia el oeste, para visitar las zonas de Pirané, Las Lomitas e Ingeniero Juárez. Hay ranchos de adobe y niños que no cenan todas las noches, pero lo que más preocupa a los referentes es el fracaso educativo: los chicos pasan de grado sin incorporar grados mínimos de alfabetización. Una docente entrevistada por LA NACION que no se anima a dar su nombre, señala que cuando quiere hacer repetir a algún alumno, las autoridades la castigan haciéndole informes. Luis Basterra, Ministro de Educación de Formosa, niega que desde el Estado provincial se busque la promoción vacía de contenidos de los alumnos, pero sí reconoce que por la pandemia hicieron la excepción de que pudieran pasar de año llevándose más materias previas. “No es que hay una aprobación automática sino que hubo una ampliación en la cantidad de materias para el paso al año siguiente. Pero el que no aprobó va a tener que dar la materia”, señala el funcionario.

“En toda sociedad hay personas que están a favor o en contra de un determinado gobierno. Como a Formosa le hicieron esa fama de tomar represalias, lo más fácil para decir para atacar es eso. Yo no conozco ningún caso en la provincia que se haya tomado algún tipo de represalia económica sobre un trabajador. Creo que es un argumento que es fácil de instalar pero que no es la realidad”, se defiende Aníbal Gómez, Ministro de Desarrollo Humano de la provincia.

Aprobar sin aprender

Ramón Moreno tiene 13 años y abre una carpeta muy prolija en el patio de su casa en Las Lomitas. Arrancó este año la secundaria y no sabe leer. Cuando le pedimos que lea en voz alta algunas de las páginas que tiene escritas en su carpeta con su propia letra, se queda en silencio. No puede. “Yo solo copio del pizarrón”, dice mirando el piso. Lo mismo con matemáticas. “Sumar sí se pero restar no”, agrega. Sin embargo, en las hojas se pueden ver decenas de cuentas que anotó durante las clases sin entender. A pesar de tener un nivel precario de alfabetización, sigue pasando de grado. El fracaso educativo se extiende por todo el país y Formosa no es la excepción. Para Luis Basterra, ministro de educación de Formosa, casos como los de Ramón son aislados y afirma que una vez que los alumnos volvieron a la presencialidad plena en julio pasado, se puso mucha energía en recuperar los contenidos. “Nosotros coincidimos en que la base tiene que ser fortalecer los procesos de aprendizaje de la lectoescritura y de las matemáticas. En el programa Volver a la Escuela, hemos tenido 500 instructores para acompañar el trayecto de quienes han demostrado no alcanzar los niveles que son alrededor de 20.000 alumnos”, agrega el funcionario. Pero los representantes de la comunidad Wichí de Tres Pozos, a 30 kilómetros de Las Lomitas, viven otra cosa. Se quejan de que en la escuela primaria solo hay dos docentes para 72 alumnos y de que no aprenden. “El año pasado cinco chicos de la primaria ingresaron al ciclo básico, y uno solo sabe más o menos leer y escribir, el resto no. Son chicos de 12 años. Los chicos de 4to grado ni siquiera tienen memorizado el abecedario”, señala Juan González, dirigente de la comunidad que tiene a su hija que asiste al 3er grado.

El ministro Basterra desmiente el fracaso escolar que denuncian los referentes y afirma que “siempre hay una posibilidad de mejorar. Cuando uno mira en perspectiva, los rendimientos han ido progresando respecto a la media general de la región y aproximándose a niveles medios a nivel nacional. Habiendo partido de muy atrás”. Cuando LA NACION pidió ver las evaluaciones, Basterra señaló que eran solo para uso interno. Un informe de Unicef elaborado exclusivamente para este proyecto en base a datos oficiales, deja en evidencia que en Formosa los niños comienzan su escolaridad más tarde y abandonan antes que la media del país. En esa provincia, solo 5 de cada 10 niñas y niños asisten a sala de 4 años, mientras que en el país en su conjunto esa proporción es de 8 de cada 10. En cuanto a la terminalidad, el 12,3% de los adolescentes no asisten a la escuela.

En Formosa los alumnos no pueden repetir ni primer ni segundo grado de la primaria porque es parte de una estrategia pedagógica. “Entendemos que existen distintas velocidades en el proceso de aprendizaje y que no se puede tomar en términos evolutivos un ciclo de un año como estrictamente rígido sino que se lo proyecta en estos tres primeros años en los que se inicia su escolaridad. Sobretodo si el docente acompaña al niño que no aprende algo en el primer grado para que pueda hacerlo en el segundo o en el tercero. Si en el tercero no adquirió los conocimientos necesarios, tendrá que repetir. Porque sino sería una simple concurrencia al aula y un aprendizaje por ósmosis. Y eso no funciona”, agrega Basterra. Grandes instalaciones de material y con techos azules se desparraman por toda la provincia dando cuenta de que el estado provincial hace una fuerte apuesta a la infraestructura escolar. De las 1863 unidades educativas que existen, solo 52 no tienen conectividad. También se les brindan los guardapolvos, las zapatillas y los útiles escolares a todos los alumnos de inicial y primaria. Los de secundaria también tienen asegurados los útiles escolares. “Hay un ecosistema que está previsto para que se lleve adelante el proceso de aprendizaje en condiciones favorables”, refuerza Basterra. El problema, señalan distintos referentes, es la calidad de la educación que reciben. “Hay hermosas escuelas, con grandes edificios, pero ¿la escuela es un edificio o un proceso de formación? Hoy tenemos comunidades con escuelas hermosas, espaciosas y lindas pero vacías en su contenido”, dice Chianetta. Alejandra Armagnague es docente y trabajó en el área de capacitación docente. Actualmente acompaña desde APCD a jóvenes de comunidades originarias cercanas a Las Lomitas a seguir carreras terciarias. En cuanto a los aprendizajes, Armagnague es consciente de que existe un serio problema de alfabetización. “Lo más frustrante para un chico en la escuela primaria es no poder aprender. Hay un problema importante con esta enseñanza del automatismo, de la copia y del dictado. La alfabetización temprana tiene que ser con sentido y servirle al chico para algo”, dice.

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