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Por qué la peor crisis de aprendizaje de la historia de América Latina y el Caribe no ha terminado

Los niños, niñas y adolescentes de esta región sufrieron uno de los cierres escolares más largos e ininterrumpidos del mundo.

Hace muchos años, estaba sentada en un pupitre, en un aula de una pequeña escuela del archipiélago Islas de la Bahía en Honduras. Días atrás, me senté en la mesa con altos funcionarios y expertos en la III Reunión Regional de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe en la capital argentina. Soy un orgulloso producto de la educación pública y no estaría aquí sin lo que aprendí en la escuela.

Millones de estudiantes en América Latina y el Caribe no tienen la misma oportunidad en este momento. Los niños, niñas y adolescentes de esta región sufrieron uno de los cierres escolares más largos e ininterrumpidos del mundo. En promedio, nuestras escuelas estuvieron totalmente cerradas durante 37 semanas entre marzo de 2020 y febrero de 2022. Eso es casi el doble del promedio mundial.

Ahora que la mayoría de las escuelas han reabierto en toda la región, es tentador asumir que la crisis de aprendizaje terminó. Sin embargo, estamos lejos de eso: no todos los niños, niñas y adolescentes han vuelto a la escuela y los millones que han regresado, han perdido mucho aprendizaje, con consecuencias potencialmente devastadoras.

A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los gobiernos, los padres y los docentes, el aprendizaje a distancia no ha funcionado para todos, especialmente para los niños, niñas y adolescentes pobres o los que crecen en lugares rurales.

Antes de la pandemia, la situación ya era grave. Alrededor de la mitad de los estudiantes de América Latina y el Caribe no estaban aprendiendo lo básico, según los resultados de losEstudios Regionales Comparativos y Explicativos de 2019. Nuevas estimaciones que se darán a conocer en los próximos días prevén que la mayoría de los niños y las niñas en la escuela primaria ahora no pueden leer un texto simple.

En América Latina y el Caribe, no se trata de unos pocos estudiantes, sino de toda una generación que lucha por recuperar el rumbo. Las pérdidas de aprendizaje son tan dramáticas que muchos de ellos corren el riesgo de abandonar la escuela, comprometiendo sus futuras posibilidades de éxito en la vida. Si no se toman medidas urgentes, la región no alcanzará el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos en 2030.

Las soluciones de recuperación del aprendizaje a largo plazo y a gran escala que beneficien a millones de estudiantes requerirán la inversión en educación más ambiciosa de la historia de la región.

Los niños, niñas y adolescentes latinoamericanos y caribeños, desde Buenos Aires hasta las Islas de la Bahía, dependen de todos nosotros. La elección es sencilla: podemos invertir ahora o dejar atrás a toda una generación.

Ministros y ministras de educación de toda la región se han reunido en Buenos Aires para analizar los desafíos y las oportunidades que nos deja la pandemia. Reimaginar el presente y el futuro de la infancia y la adolescencia sólo es posible con inversión, compromiso y el acompañamiento de toda la sociedad, para que cada chico, cada chica, esté en la escuela, aprenda y encuentre en la educación las herramientas que necesita para alcanzar sus sueños.

Jean Gough es Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe