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La confianza, un insumo escaso también en educación

Santa Fe eliminó la repitencia en el secundario, una medida pedida desde hace años por los especialistas. Pero aún no queda claro qué se hará para que los alumnos aprendan más.

Por Ricardo Braginski

Y al final nos venimos a dar cuenta de que en la Argentina todo se reduce a la desconfianza que generan las medidas oficiales. Como pasa en la economía, donde las expectativas juegan un papel relevante -y así estamos-, lo mismo sucede ahora con las medidas anunciadas en educación.

Una de ellas es la eliminación de la repitencia en la escuela secundaria, como la comunicada por Santa Fe la semana pasada. Allí, los estudiantes, a partir de 2023, solo cursarán otra vez las materias que no aprobaron.

La mayoría de los expertos -de las distintas ideologías- no podrían estar más de acuerdo con un enfoque así. Hace años que vienen mostrando evidencia -de todo el mundo- en el sentido de que la repitencia como medida pedagógica no sirve. Es porque los alumnos que repiten no aprenden más al año siguiente, sino todo lo contrario. Y eso termina siendo la antesala del abandono escolar.

Pero la medida de Santa Fe -como antes fue la de Santa Cruz y Formosa, bastante similares- generan desconfianza. ¿Por qué?

En primer lugar, porque no surgen tras un debate con los implicados. No se consultó a ningún experto, pero tampoco se habló lo suficiente con docentes y con las familias.

En segundo lugar, por el contexto postpandemia, y la sospecha de si no se busca acomodar a las estadísticas una realidad de bajos aprendizajes tras casi dos años de escuelas cerradas.

Es que, en el fondo, la pregunta en este contexto no es si debe haber repitencia o no, sino qué debe hacer el sistema educativo para que los alumnos aprendan. Y eso es lo que no termina de convencer.

Dijo la ministra de Educación de Santa Fe, Adriana Cantero, que para los alumnos que no aprueban habrá “tutorías, asesoramiento didáctico, con más recursos humanos y respaldo tecnológico, para que fortalezcan áreas y materias en las que tuvieron dificultades, pero sin repetir el año completo ya cursado”.

Ahora, ¿está hablando de mayor presupuesto para contratar más docentes? ¿Cómo serán las tutorías? ¿Y el material didáctico? ¿Qué nuevos recursos humanos se contratarán? ¿Cómo están formados? ¿Qué tipo de respaldo tecnológico habrá? ¿Clases por Zoom o un repositorio de contenidos al que se debe consultar? Por ahora, todos interrogantes.

Como en economía, todo pasa por generar confianza. Es el insumo más importante para avanzar en cualquier reforma. También en las escuelas.