Mariano Narodowski, profesor de las Maestrías y las Especializaciones en Educación, opinó sobre el proyecto para eliminar la repitencia en las escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires.

La provincia de Buenos Aires podría eliminar la repitencia en el nivel secundario e implementar mecanismos de evaluación continua y promoción “por ciclos” (y no por grado) a partir del año próximo. Al menos, esa es una posibilidad que por estas horas debaten funcionarios de la dirección general de Cultura y Educación (DGCyE) bonaerense con directores, docentes y también estudiantes, en plena discusión por la actualización del régimen académico en la escuela media, que lleva más de 11 años sin cambios. Mientras, especialistas consultados por este diario coinciden en que el sistema de acreditación de materias vigente debe ser revisado, pero que no puede darse de manera aislada y que los problemas de aprendizaje no se resuelven solo eliminando la repitencia.

“Yo no creo que sea polémico discutir la repitencia”, dice ante la consulta de EL DIA el director provincial de Educación Secundaria, Gustavo Galli, y justifica: “Hoy estamos en un momento en el que desde los especialistas más progresistas hasta los que están en la antítesis de esto acuerdan en que la repitencia no aporta, que no es una herramienta pedagógica eficaz para lograr nuevos aprendizajes en los chicos y que, muy por el contrario, muchas veces los lleva al abandono”.

De todos modos Galli, que tiene bajo su órbita 4.600 escuelas secundarias en las que estudian más de 1.700.000 alumnos, aclara que las conversaciones sobre el régimen académico (de las que participan más de 3.000 directivos de colegios públicos y privados de toda la Provincia) no se agotan en la repitencia, sino que además abordan muchas otras cuestiones de la dinámica escolar como el ingreso de los alumnos, la asistencia, la instancias de evaluación, acreditación y promoción.

Aunque, reconoce el jefe de las secundarias en la Provincia, el de la evaluación es un tema central y por eso, aún antes de la pandemia, son varias las provincias (Santa Fe, por ejemplo) que buscan alternativas a la no promoción.

“La pregunta que nos hacemos todos es cómo se sale de esto”, advierte el funcionario, a la vez que admite que “no hay una respuesta elaborada porque saldrá de la escucha y la participación del debate actual. Queremos dialogar con todos”, asegura.

Sí anticipan en la Provincia algunas bases del nuevo esquema. Una de ellas tiene que ver con lo que denominan como “justicia educativa” (que la alternativa a no pasar de grado sea “justa” para los estudiantes) y, atado a ese concepto, el esfuerzo: “Que la salida de la repitencia no implique resignar esfuerzos a la hora de aprender”, dice el director de Secundaria bonaerense e insiste en que, más allá del debate, “todavía no está definido que se vaya a eliminar la repitencia en la Provincia. A lo mejor no va a estar en todos los años, pero en otros sí. Es algo que seguimos pensado”.

Números que preocupan

Mientras, en el gobierno bonaerense miran con especial atención algunas cifras críticas. Por ejemplo, la tasa de repitencia que -según el relevamiento oficial 2018-2019 (último disponible)- en el sector estatal superaba el 17% (en el privado estaba en torno al 4%) en segundo año (el más problemático).

De 2019 son también los últimos datos de las pruebas Aprender, que arrojaron que 7 de cada 10 alumnos terminan la secundaria sin saber lo necesario en Matemática y que apenas el 2,7% lo hace con un rendimiento “avanzado”. Eso fue antes de la pandemia.

Recién en octubre de este año se realizarán las primeras evaluaciones Aprender poscuarentena y, como avisa el director de Educación Secundaria en la Provincia, “es de esperar que los resultados no nos conformen después del impacto que generó la pandemia”, cuando se prolongó el cierre de los colegios y los alumnos estudiaron a la distancia. “Sabemos que hay problemas en materias clave, que hay que trabajar fuerte y para eso implementamos programas para fortalecer las trayectorias educativas como el ATR” que surgió durante la pandemia.

Aquellos días fueron también un tubo de ensayo para la flexibilización en las condiciones de promoción que podrían quedar en el nuevo régimen académico. Tras las dificultades que planteó la crisis del coronavirus, lo que se busca es que menos alumnos repitan o dejen la escuela.

Por eso, en línea con jurisdicciones como Santa Cruz, Formosa o Santa Fe, la Provincia habilitó en el bienio 2020/2021 que los alumnos en la Secundaria pasaran de grado con hasta seis materias adeudadas para volver recién en este ciclo lectivo al régimen de promoción tradicional, con hasta dos previas permitidas.

Opinan directores y especialistas

“Personalmente, creo que -como ocurre hoy- tres materias no pueden definir una repitencia del curso. Deberíamos pensar otras instancias de recuperación de contenidos”, propone en diálogo con este diario el director de una Secundaria pública de La Plata, presente en una de las recientes charlas pedagógicas para actualizar el régimen académico en la Provincia.

¿Con cuántas materias previas podría pasar de año un alumno a partir del nuevo esquema? ¿Y sino es la repitencia, qué? Es algo que, como se aclaró, en la Provincia todavía no tienen definido.

“Podrían aplicarse instancias similares a las que ya pusimos en práctica a la salida de la pandemia, tutorías con trabajos integradores, contextualizando la situación de cada estudiante que muchas veces pasa por situaciones de vulnerabilidad, a la que se le suma la repitencia”, agrega el mismo director.

Para Mariano Narodowski, exministro de educación de la ciudad de Buenos Aires, “repetir de curso es una herramienta pedagógica del siglo XIX”, cuya lógica estaba en que si el alumno no aprendía era por su propia responsabilidad. Desde esa perspectiva, la repetición, que pone la lupa en el aprendizaje y (casi) nunca en la enseñanza, aparecería como la única respuesta posible frente a los déficits de rendimiento.

Pero hoy, observa el también profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, “la mayor parte de los países desarrollados están dejando atrás esta herramienta porque la evidencia prueba que esos déficits también son responsabilidad de los docentes y de la escuela y que repitiendo infinitamente un curso no se aprende más e, incluso, es una de las causas de abandono escolar más recurrentes”.

Ahora bien, Narodowski no cree que haya que eliminar la repitencia “sino sumarla a otras alternativas. Lo importante es que los estudiantes aprendan con o sin repetición. Es el camino que están tomando todas las provincias argentinas -desde las gobernadas por el PRO hasta el kirchnerismo, acá no hay grieta-, pero hacer bien esta reforma es muy difícil, va a llevar tiempo y recursos. Y acompañarla de otras medidas. Pero es un buen punto de partida”.

Del mismo modo, Guillermina Tiramonti, investigadora del área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), coincide en que “la estrategia de hacer repetir a los alumnos que no aprueban forma parte de un dispositivo escolar basado en la idea de que los alumnos aprenden bajo amenaza y que retomar por segunda o tercera vez el mismo contenido ayuda al aprendizaje”, pero “la investigación ha mostrado que quienes repiten terminan fracasando y yéndose de la escuela”.

Hecha esa salvedad, Tiramonti subraya que “el problema no se soluciona derogando la repetición, porque con eso no conseguimos que los chicos aprendan. Se necesita construir una propuesta escolar con un sistema de evaluación que permita que todos aprendan posiblemente con diferentes ritmos y, por supuesto, con metodologías más personalizadas”. De ahí que para la especialista la discusión sobre “repitencia sí o no” sea “inútil” y propone “pensar modelos pedagógicos mas flexibles que admitan las asimetrías en las trayectorias de los alumnos”.

En medio del debate, desde la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la provincia de Buenos Aires (Aiepba) dieron a conocer días atrás un documento en el que apuntan especialmente a tres aspectos del nuevo régimen: organización de la escuela; evaluación, acreditación y promoción; y condición de alumno (inscripción, asistencia, regularidad).

Aiepba subraya allí que “la transformación del régimen académico no debe reducirse al cambio de la regulación sobre calificación, evaluación, acreditación y promoción que es el aspecto que parece concentrar la atención bajo un slogan como repitencia sí o no” y pide “encarar una transformación integral que debe ser planificada, apoyada en el conocimiento experto y programada en el tiempo”. Y que “además de la integralidad es necesario atender a las condiciones (de infraestructura y equipamiento) que hacen posible esa transformación. También a la formación docente y a la concentración horaria de su trabajo. Desde luego también a las condiciones sociales y económicas que atiendan las necesidades de los jóvenes para que puedan transitar la experiencia escolar”. Pues, “no es posible pensar en una escuela secundaria diferente sosteniendo las mismas condiciones”.

Promoción y calificación

Gustavo Galli retoma: “Por ahí tenemos que pensar en otras formas de evaluar, en una promoción ciclada” y no por grados. Esto es, tomando cada ciclo (el básico, de 1º a 3º y el superior, de 4º a 6º) como una unidad. “De esa manera se podrían generar continuidades y refuerzos dentro de cada ciclo para que los estudiantes avancen mejor en sus trayectorias”, argumenta el funcionario bonaerense y que “todo está en consideración y es materia de discusión”.

La organización del ciclo lectivo en dos cuatrimestres (en lugar de tres trimestres) y la incorporación de un Registro Institucional de Trayectoria Educativa (RITE), en el que la calificación y acreditación de las materias se hace integrando “la valoración cualitativa de los aprendizajes” con una sola nota numérica al final del año, son dos aspectos que la escuela incorporó en la pandemia y que seguirán en el nuevo régimen académico.

Así lo confirma Galli: “La división por cuatrimestres llegó para quedarse y también el RITE, que terminó siendo un

instrumento importantísimo porque allí tenemos la nominalización de las trayectorias de todos los estudiantes de la Provincia. Esto es clave a la hora de tomar decisiones de política educativa porque nos permite saber quién necesita más acompañamiento”.

El RITE, actualmente en vigencia, expresa los aprendizajes de los alumnos de acuerdo a tres categorías: Trayectoria Educativa Avanzada (TEA), que implica al menos el 70% de los contenidos aprobados; Trayectoria Educativa en Proceso (TEP) y Trayectoria Educativa Discontinua (TED). Para aprobar una materia, el alumno debe tener TEA en ambos cuatrimestres y recién entonces se lo califica con nota numérica de entre 7 y 10. Si desaprueba, en lugar de calificarlo se le recomienda “intensificar la enseñanza” en diciembre, febrero o marzo para acreditar el cuatrimestre pendiente o toda la materia si no logró TEA en ningún período. En estos casos, para aprobar se requiere un 4 como nota mínima.

Al respecto, el titular de Educación Secundaria en la Provincia aclara que “no se trata de reemplazar la nota numérica por lo conceptual, sino de sumar al número más elementos para analizar la trayectoria de cada chico y mejorar el acompañamiento con nuestras políticas educativas. En eso no hay discusión, en todo lo demás sí”.

La intención del gobierno de Axel Kicillof es aprobar el nuevo régimen secundario antes de fin de año, previo aval del Consejo Federal de Educación, para ponerlo en vigencia ya en marzo de 2023. Camino a esa etapa, se espera en los próximos días retomar las reuniones con unos 3.500 directores, tanto del sector público como privado.

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