El rol de la inteligencia artificial (IA) no solo en las empresas sino también en la vida de naciones democráticas centró la 2da Cumbre Mundial de Comisiones de Futuro, que se desarrolló en el Parlamento uruguayo.
"La inteligencia artificial traerá batallas tecnológicas", alertó experto europeo
El filósofo Daniel Innerarity propone aceptar que "la tecnología y la humanidad son dos realidades que están en una relación ampliamente estrecha".
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En el marco del proyecto de fortalecimiento de capacidades del Parlamento para analizar esos desafíos, el filósofo vasco Daniel Innerarity, fue invitado por IDEA Internacional a reflexionar sobre las acciones estratégicas que los Estados pueden tomar, analizan el camino de regulación iniciado por la Unión Europea (UE).
Innerarity es un reconocido ensayista sobre el tema, con varios libros dedicados a la IA, y es una voz respetada sobre el tema en Europa. Actualmente dirige el Instituto de Gobernanza Democrática y la cátedra de Inteligencia Artificial y Democracia en el European University Institute de Florencia.
¿Qué hace un filósofo hablando de inteligencia artificial?
Los filósofos nos hacemos preguntas y nos gustan los problemas que si tuvieran fácil solución no tendrían sentido. Luego, por otro lado, hay que pensar que todo lo que nos rodea a la idea de inteligencia es un tema muy filosófico desde el punto de vista de la historia de la filosofía, a mí lo que más me interesa es más la parte que tiene que ver con la democracia, con la política, pero eso no se puede hacer si no se plantea que la inteligencia artificial necesita poder, que necesita automatismo. Es una tecnología que a los filósofos nos ha venido muy bien para calmar nuestra ansiedad.
¿Y cuánto puede ayudar, si es que ayuda, a que la democracia sea mejor, más transparente y más sólida?
Habría que distinguir los aspectos políticos que son operables con inteligencia artificial y los que no. La inteligencia artificial está muy bien cuando se dan las líneas importantes, hay muchos datos, la información, sus detalles, la lógica binaria… Con información para tomar distintos tipos de decisiones funciona muy bien, pero cuando estamos en contextos complejos, por ejemplo, donde hay incertidumbre o donde hay dificultades, para tomar otros tipos de decisiones es más compleja de utilizar y creo que es ahí donde nos puede ayudar a los humanos a participar en el proceso político.
Estamos ante un gran desafío intelectual: dejar de pensar que la tecnología y la humanidad son dos cosas completamente distintas para pasar a pensarlas como dos realidades que están en una relación ampliamente estrecha. La tecnología está ya humanizada en buena medida y es en ese contexto en el que tenemos que pensar.
¿Es necesaria regularla y, si así fuera, es posible que existan regulaciones iguales o similares de estos temas en todo el planeta?
Es muy difícil porque no nos ponemos de acuerdo. En Europa ha costado muchos años entender que necesitamos un tipo de regulación y ahora la discusión va por el camino de convertirse en un campo de batalla. No hay modelo competente ni alternativo, ni el modelo latino, ni el modelo norteamericano, el modelo europeo tiene muy poco que ver y, además, con la tecnología que tenemos, ya estamos compitiendo en el mundo territorial pero también en el mundo de la geopolítica. Si aparece también la geopolítica en todo esto, con la necesidad de otros acuerdos globales que hay en el horizonte inmediato, pasará que, a corto plazo y mediano plazo, habrá más batallas tecnológicas. Hay buenos ejemplos en América Latina, como los neuroderechos que Chile incluyó en el proyecto constitucional. Es verdad que esto no funcionará bien mientras esa regulación no sea global.
¿La regulación que propuso la Unión Europea es válida? ¿Es un camino a seguir o no lo es?
Es que allí hay varias regulaciones que tienen aspectos distintos: la de datos, la del mercado, la de plataformas. En ellas se han ido abordando las cosas de diversa manera, analizando los elementos del sistema, tomando en cuenta que la sociedad europea tiene una gran evolución. Lo hemos visto en la respuesta de la pandemia a nivel social, la mejora de la competitividad y otros caminos como la igualdad y el cuidado de las personas. Es un asunto tremendamente complicado lo planteado por la Unión Europea, que lleva trabajando mucho en estos aspectos.