Desde la DGE definieron al ChatGPT como "herramienta pedagógica" y ya proyectan usos en las aulas
Ante la vieja disyuntiva entre apocalípticos e integrados a la tecnología, la Dirección General de Escuelas asumió una posición. Para bien y mal, la irrupción del chatbot de OpenAI fue uno de los hitos de 2023 y las aulas de Mendoza sienten sus efectos
Antes de que comenzaran las clases en Argentina, la utilización masiva del ChatGPT -un programa informático entrenado por la empresa OpenAI para procesar lenguaje natural y generar respuestas basándose en grandes conjuntos de textos- despertó debates en las aulas del mundo. Discusiones que, a pocos meses de iniciado el ciclo lectivo 2023, ya llegaron a Mendoza.
"Como en otras ocasiones, esta tecnología desafía los modelos tradicionales de enseñanza, sus rutinas, sus propuestas de acción y su sistema de evaluación: tal como lo hiciera Google hace 20 años con su motor de búsqueda, aunque con un mayor nivel de desarrollo (que seguramente veremos refinarse con el tiempo)", analizó Silvina del Pópolo, directora de Planificación de la Calidad Educativa de la Dirección General de Escuelas (DGE), ante la consulta sobre cómo se percibe el fenómeno por estas tierras.
La revolución de los machetes
En Europa la vieron venir, porque el chat se lanzó en noviembre de 2022 y por entonces los chicos estaban en plena cursada.
Así, los docentes que no conocían la existencia de la novedad cayeron en la trampa de los trabajos realizados a medida por la Inteligencia Artificial (IA). Los pibes mandaban sus textos, pero quien los había escrito en realidad era el bot. Una versión infinitamente superior a los viejos machetes.
Si uno le solicita a ChatGPT, por ejemplo, que redacte una tesis de grado sobre la literatura de Borges y sus vínculos con la obra de Cortázar, la respuesta que da es una estructura más que aceptable de lo que debería ser esa investigación, incluyendo los textos que habría que analizar y las pistas para relacionarlos.
En otra época, ese plan de tesis lo hacían los estudiantes a lo largo de meses enteros. Frente a esa evidencia, el bot parece hacerse el sota:
"Soy un programa informático que tiene la capacidad de procesar lenguaje natural en varios idiomas, y generar respuestas coherentes y útiles a preguntas y comentarios que recibo de los usuarios. Mi objetivo principal es brindar información y asistencia a las personas de manera eficiente y precisa, utilizando algoritmos de aprendizaje automático y técnicas de procesamiento de lenguaje natural", se definió a sí mismo el propio ChatGPT cuando este periodista le pregunto quién era.

Imagen generada con inteligencia artificial. Se le pidió al sistema Dall E -que también es de OpenAI- que ilustrara con el estilo de Rembrandt un aula argentina con niños usando el celular.
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ChatGPT y los miedos
Probablemente Italia fue el primer país en reaccionar fuerte, cuando a fines de marzo suspendió el uso de ChatGPT hasta que se aclare cómo utiliza los datos de los usuarios. Pero se trató de una reacción airada entre otras miles, incluyendo las de muchos centros de estudios que observan la iniciativa con recelo.
En contraste, Del Pópolo subrayó que en la DGE mendocina consideran al proyecto de OpenAI como una posibilidad de desafíos y oportunidades. "Desde el gobierno escolar entendemos que la inteligencia artificial puede ser una aliada para favorecer la trayectoria escolar de los estudiantes", ratificó.
Una lucha contra la propia estupidez
En realidad, este texto también podría haber sido escrito por un bot. Habría sido más rápido y barato, aunque en ese caso probablemente no aparecería en mitad del párrafo -y sin lógica aparente- la mención a un oso panda en tanga bailando música disco con un vaso de vino tinto en la mano.
¿Por qué? Porque la mayoría de las iniciativas que aplican IA en chats se basan en la identificación de patrones regulares en el uso de la lengua, a lo largo de corpus gigantes de textos que se procesan en conjunto. Y -admitámoslo- no es tan común que en una nota periodística sobre la DGE aparezcan osos pandas en tanga.
El ChatGPT es como aquellos que estudian de memoria y repiten siguiendo las directivas de lo que supuestamente está bien. Por eso lo que hace se parece más a repetir estructuras preestablecidas que a pensar.
Como dijo el doctor en química Derek Lowe en un artículo que publicó la revista Science en febrero: "Estas cosas tienen la misma relación con el pensamiento real que una máquina de hacer tortillas respecto a una abuelita mexicana. La abuelita es más, como somos más nosotros en comparación con ChatGPT".
Lo siniestro es que por momentos hablar con ChatGPT nos resulte más interesante que conversar con muchos humanos
Lo terrible, lo siniestro, es que por momentos hablar con el ChatGPT nos resulte más entretenido que conversar con seres humanos. Y que incluso las respuestas basadas en un algoritmo nos parezcan más sensatas y creativas que las de muchas de las personas que nos rodean, incluyendo a más de un docente. Y ni hablar de los periodistas.
Tal vez haya que refinar conceptos e interrogarse por qué ya hay, en nuestra vida cotidiana, hombres y mujeres cuya vida intelectual ha decaído por debajo de los niveles de un chatbot.
Por eso la incorporación de ChatGPT o sus sucedáneos en la educación es terreno de entusiasmos y alarmas por igual. Si por un lado puede potenciar la productividad, por otro -si se usa mal- puede hacer que miles de chicos se alejen todavía más de la experiencia de la hoja en blanco, de esa sensación de placer cuando se resuelve un problema por motu proprio o de la satisfacción misteriosa que nos da introducir en un escrito, a propósito de nada, una figura poética que ni siquiera intuíamos antes de comenzar la oración.
A fines de los 60', Rodolfo Walsh se preguntaba sobre su futuro y lo que significaba para él el arte de escribir. "En la hipótesis de seguir escribiendo -anotó-, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento (...); sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez".
He allí una conclusión obvia: del mismo modo que no puede haber una máquina para vivir, tampoco es sensato pensar que un bot reemplazará a la escritura en su sentido profundo, existencial.
Al fin y al cabo, ese "laborioso avance a través de la propia estupidez" es un acto de voluntad y de afecto. Dos cosas que, por ahora, las máquinas no tienen.
La funcionaria declaró que, más allá del ChatGPT, desde hace tiempo se adaptan recursos tecnológicos para potenciar el proceso educativo.
"A partir de este ciclo lectivo 2023 -consignó-, Mendoza ha comenzado a aplicar un sistema de alerta temprana basado en IA, que informa a los directores de escuelas secundarias sobre estudiantes cuyas trayectorias están en riesgo de exclusión educativa. Esta alerta habilita a las escuelas a intervenir de manera temprana para prevenir el problemático desgranamiento del nivel".
"ChatGPT puede ser un peldaño más alto desde el que iniciar la construcción creativa del conocimiento" (Del Pópolo)
Lejos de la paranoia de algunos docentes, la funcionaria opinó que ChatGPT, entendido como una herramienta pedagógica, permite "acceder a una arquitectura más compleja de información, a modo de peldaño más alto desde el que iniciar la construcción creativa del conocimiento".
Lo mismo se dice sobre la incorporación del recurso en algunos ámbitos laborales. Están los que sienten miedo de perder el empleo, pero los optimistas anticipan un futuro en el que las personas podrán usar IA para evitar tareas repetitivas y, en todo caso, planificar desde un escalón superior sus tareas.
Otra utilidad que percibe Del Pópolo es que la aplicación de IA a la educación permite "refinar las propuestas con las que desafiamos el saber humano".
"Un modelo de interacción con IA puede ayudarnos a comprender mejor las dificultades de aprendizaje de nuestros estudiantes, así como a planificar clases ajustadas a sus necesidades", señaló.
Y reveló que uno de los objetivos inmediatos es "formar ciudadanos familiarizados y críticos de los sistemas artificiales que comienzan a integrarse a nuestra cotidianidad".